Cable negro en mi escritorio, antes cobre, antes petróleo.
Imagen visual que llena la retina
De ira repentina y mezquina.
Mancha roja en la pared, antes punto, antes vida.
Vaso lleno de grana bebida.
La tomas, de un sorbo y es mi morbo el tener que mirar.
Limite infinito que crece en forma continua,
Que separa lo tuyo de lo mío
Pero tropieza y cae en un agujero negro con fin incierto.
Tendido níveo, ya desarmado, desde afuera lúcido se ve
Abierta esta la puerta
Que se cierra y en la lluvia ahuyenta la idea de volver.
sábado, 27 de octubre de 2007
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